Publicado en Comida Criolla Peruana

Sudado de Bonito con Mango


marmitako de bonitoAh, que lejos hemos ido. En mi juventud peruana (y hasta ahora, para los menos informados) cuando uno decía algo ininteligible, algo no entendible, algo fuera de la razón,  algo tonto, se decía «arroz con mango» pero obvio que era en tiempos que nadie sabía (en perú) que existiía un país llamado thailandia o un continente llamado asia en el cual se comia arroz con mango de manera cotidiana.  En fin. La cosa es que el bonito (sarda chilensis), uno de los pescados menos comprendidos por las nuevas generaciones que solo saben de filete blanco, se pone a precio de baratillo en los meses de verano sudamericano, o sea, enero a marzo. Y así ahora, a cinco soles el kilo (2.50 USD pescado entero) es una verdadera ganga gastronómica.

Como no voy a ponerme a sermonear sobre si se hace asi o se hace asá, les pongo aquí una receta maldita, que me sucedió de casualidad. Resulta que  el bonito barato, dije me hago un sudado maldito de bonito, un típico limeño, con tomate y cebolla. Llego a casa, arrancó la cocción, con el ají panca en pasta de rigor, ajo en pasta de rigor, aceite y mantequilla y sofrío alli los medallones de bonito. Lo rocío bien con limón y vino tinto  y cuando voy a meterle bastante tomate para que quede bien jugoso como buen sudado debe ser, pucha que veo el refri y no hay ni un mísero tomate. tomatessssssssssA mí que soy el padre de todos los tomates y hasta hace unos meses tenía varias matas en el jardín trasero de la casa con harto tomate rojo y tierno y dulce. Pero al mejor cazador se le escapa la tortuga y digo, bueno qué hago. Cebolla sola sin tomate no va muy bien que digamos.

Miro alrededor en la cocina para ver qué sustituto puede haber y lo! me sobraban mangos maduros de la última tanda de vino que he preparado así que dije…será?? como las alternativas eran meterle el mango o quedarme con el plato sin nada que le de jugo ni sabor vegetal dije venga! y se lo agregué en tajadas, medio mango. Le enyuqué dos papitas amarillas ya cocidas que me sobraban de la última parrillada, bajé la candela (ahi otra palabra de los antiguos) y me fui al jardín a regar pues el día había estado abrasador y la noche estaba linda.

Volvi a los 15 minutos y encontre que los mangos se habían desecho y contribuido abundante jugo al sudado, que tenía muy buena pinta. Lo dejé reposar unos minutos y lo serví con arroz blanco y la verdad no estaba nada mal.  Solo me faltó culantro, que es bueno y tanto, pero grass del jardín no le iba a meter. Está bien ser creativo y recursero pero todo tiene un límite. Se acompañó con un tintillo de esos de a 3 pesos.

Qué vinos le irían a este platillo? Pues si fuera blanco un Chardonnay gordo, bien maduro y lleno de fruta, al estilo californiano, con presencia, caderón y maderado. Chardonnays australianos y argentinos en general van por ese estilo también. Tintos, pues tintos simples (como los tintos de mesa), o tintos más finos pero menos corpulentos, Pinot Noir, Valdiguié. Tintos jóvenes de cepas más cuerponas, Merlot, Syrah (al estilo europeo y no tanto al estilo australiano), blends del sur de francia (GSM: Grenache Syrah Mourvedre), Tempranillo crianza o sin madera idem a la parrilla.

Ahí está, para los que dicen que el mango es la última chupada, el arroz con mango, que cae mal al hígado y otros dichos, todos con connotación despectiva de esa fruta tan maravillosa.

Nota. La foto es de cuki.es, no tenía una propia y esta es lo más parecido a la presentación que logré en mi plato. Agradecimientos a cuki.es y visitarlo, muy buen sitio de recetas.

Publicado en Cepas, Vinos de Sudáfrica

Syrah brilla en Sudáfrica


vineyardsCuando uno dice Syrah piensa inmediatamente en los maravillosos caldos del Rhone, en Francia. En el extremo norte de este cálido valle, Syrah se hace vibrante con una adición de hasta 20% Viognier, (una cepa blanca) logrando los exquisitos vinos de Cote-Rotie. Más al sur se encuentran otras denominaciones clásicas basados en la cepa emblemática del Rhone, a saber, Saint-Joseph, Hermitage y Cornas, donde el vino es 100% Syrah. Habiendo dicho esto, la mayoría de bebedores de nuestra parte del mundo estén tal vez más familiarizados con la asociación Australia – Shiraz, el nombre que la cepa recibe en el país Down Under y que se ha convertido en su cepa bandera. No llegan muchos vinos de calidad del Rhone por Perú y por otros lados de Sudamérica. What a shame!

Y es aún menos conocido que la cepa viene imponiéndose en Sudáfrica, produciendo vinos de calidad, tipicidad y con una armoniosa combinación entre la tradición europea de vinificación* con las reminiscencias intensas de los terroirs del país de los Guerreros Zulu, Winnie-Madikazela Mandela y de mundial más pobre desde el punto futbolístico de que se tenga memoria. Que me disculpe el campeón, España, pero qué desastre de campeonato.

En fin, volvamos al tema, y Syrah se da muy bien en South Africa, desplazando de manera continua a las cepas de Bordeaux. El clima cálido del Cabo se adecua a la cepas del Rhone, y con mejoras en la viticultura el ambiente soleado y largos veranos optimizan la maduracion fenólica a la cosecha, con más contenido alcohólico.   A continuación repaso tres Syrah que disfruté mucho, aunque lamentablemente no se encuentran todavía en nuestro medio.  595280_web

El Porcupine Ridge, por la bodega Boekenhoutskloof (qué nombrecito) es un entry level Syrah que ha levantado olas por su relación calidad precio. Especiado, ahumado y con toques de chocolate y cuero es rico y voluminoso, con taninos afelpados y cierra con tonos animales y florales. Un buen Syrah por uno 13 dólares.

El impresionante The Mentors Canvas 2008 por la bodegacanvas KWV tiene una concentraciòn intensa que envuelve las capas de fruta y especia. Este vino es como dice su nombre, un lienzo (Canvas) donde el winemaker ha logrado una obra maestra por unos 30 dólares.

boekenhoutskloofEl que me hizo voltear la cabeza y volver por otra muestra de cata fue el Boekenhoutskloof Syrah 2008, que no viene con una etiqueta chica (55 dólares) pero justifica cada centavo con un caldo vibrante de impresionantes aromas de especia, blackcurrant y notas florales. El roble muy bien integrado y con un final largo y sabroso. Este caldo tiene 71% Syrah y además incluye  Grenache, Carignan, Mouvedre, Cinsaut y Viognier, un poco al estilo de los grandes vinos del sur del Rhone, los afamados Chateauneuf-du-Pape. Una joya.

*En alguna nota el conocido periodista peruano César Hildebrandt afirma que los vinos sudafricanos son «nuevos», pero la verdad es que la tradicion vinícola en ese país empieza en 1659 con la vinificaciòn que hizo el cirujano Jan Van Riebeeck, quien tenía la misión de producir vino para combatir el escorbuto. Como referencia, los primeros viñedos bien establecidos en Argentina datan de 1610-20.

Publicado en Comida Criolla Peruana

Maridajes con Cau Cau


El cau cau es un plato más bien engañoso para el maridaje con vino. A primera impresión uno se inclinaría naturalmente por un vino blanco, de una manera más bien instintiva, como siguiendo aquel viejo dicho original del maridaje “vino tinto con carnes rojas, vinos blancos con carnes blancas”, el que es, como guía general, una buena seña, pero no atiende las necesidades específicas de cada plato y de cada vino.

Para un guiso sumamente graso como el cau cau, el criterio fundamental es la acidez, más que el color. La preparación de este plato implica el hervido prolongado del mondongo, el estomago de la vaca, el que tiene vastas reservas de lípidos, grasas sólidas que al hervir pasan al líquido que formará la fase fluida del plato, para ponerlo en cristiano, el juguito. En efecto, ese juguito es un caldo de grasas, además del conglomerado de tejido adiposo que constituyen los cubitos mismos de mondongo. No hay que ser un dietista o un microbiólogo para darse cuenta de esto: al masticar y tragar un bocado de cau cau todas las mucosas bucales quedan recubiertas de una gruesa película de grasa. 

Quien quiera que recuerde aquellos comerciales de detergente lava vajilla de los años ochenta y noventa, traerá a la mente aquella frase que se refería al ingrediente activo de tales productos: el limón. “Corta la grasa en cinco segundos” decía el comercial y, efectivamente, los ácidos tienen la virtud de romper los enlaces que mantienen juntas a las moléculas grasas. Por ello, volviendo al tema del cau cau, un vino con buena acidez es lo que uno pide para acompañar este plato delicioso de la culinaria peruana. Habiendo dicho esto, quede en claro que en Ecuador existe un plato local muy parecido, que ellos llaman tripita o pancita. 

Qué vino debemos entonces, elegir para realzar nuestro guiso? Ahí depende de si se desea vino blanco o tinto. Blanco parecería la primera opción, instintiva, como decía líneas arriba y en este caso un Sauvignon Blanc no caería mal. Yo echaría mano de un Sauvignon Blanc de Marlborough, Nueva Zelandia, con su potente aromaticidad de orégano, pasto recién cortado y toques de menta, que empatarían muy bien con el aroma de menta -yerbabuena- de nuestro rico cau cau, a la vez que cortaría esa grasa como una espada de samurái, pues no olvidemos que para pureza de fruta y acidez precisa, cuando se trata de Sauvignon Blanc, a Nueva Zelandia nadie le gana. Pero dado que encontrar uno de esos exquisitos vinos en Lima es más difícil que clasificarse al mundial Brasil 2014, habrá que dejar de lado los vinos de la tierra de los Kiwis, los guerreros saca lengua y el bungee jumping y buscar algo mas a la mano, uno de Chile, en este caso, uno de la región de Casablanca, que puede ser un buen sustituto, y ya que hablamos de Chile, también, por qué no, un Sauvignon Gris. Y ahora que hablamos de Sauvignon Gris, alguna vez saboreé un buen blanco de Rias Baixas, un Albariño, con mi cau cau y quedé también muy complacido. A los adictos al Chardonnay es difícil venderles otro blanco, pero, en caso que esta sea la elección, ir entonces por un Chardonnay sin madera, porque al menos allí tendremos en boca un vino más fresco con mejor perfil de acidez. De igual manera, elegir Chardonnays de zonas frías en lugar que de aquellos de regiones cálidas, es decir, aquellos mas minerales y de mejor acidez que alguno tipo australiano o sudafricano, de sabor y textura rica y cargada de fruta tropical, no hay duda, pero de acidez lerda. De otra manera, el cau cau, que no perdona, se comerá al Chardonnay más corpulento con zapatos y todo. 

Ahora, si me preguntan cuál es mi maridaje preferido con cau cau, pues me inclino por un tinto, porque no olvidemos, que además de tener sabores fuertes, el cau cau es un plato de gran textura, es un plato de gran footprint palatal. Como dice la regla elemental del maridaje, a platos fuertes, vinos fuertes y este preparado de mondongo, ajo, pimienta, ají, palillo –pariente pobre del azafrán- y yerba buena es, a pesar de su color claro, un peso pesado, nada le va mejor que un panzer vinero, a saber, un Cabernet Sauvignon, un Syrah o un Malbec reserva. Hay lugar también aquí para un Merlot, siempre y cuando este tenga un corpachón, fuerza de fruta y acidez decente, vienen a la mente los del estado de Washington, o algunos de esos blends chilenos tan populares en Lima, que tienen Merlot como base y sus buenos chorros de Cabernet Sauvignon y Carmenere. Finalmente, hay quienes afirman que nada como un pisco puro como bajativo para este huayco de grasa.

Hago nota aquí, a fuerza de caer pesado o redundante, de que si la idea es meterle medio frasco de picante al cau cau, lo mejor es entonces obviar el vino, o si se insiste, entonces ir por un vino de mesa y dejar ese vino que ha comprado para una cena especial para luego, para asentar la comida luego de que las papilas gustativas se hayan calmado.

Publicado en Pescados y Mariscos, Pesquería Sostenible

Maridaje con Arroz Chaufa de Mariscos


Luego de un Diciembre indeciso entre bochorno y cielos nublados, ha entrado el verano con furia y por ello hare esta nota corta porque afuera el sol brilla y es una maravilla ver a Lima envuelta en luz solar y los colores vivos de las casas y parques. Epoca esta en la que la artilleria pesada -llámese Cabernet Sauvignon, Syrah, Sagrantino, Barolo, etc- se deja de lado y provoca mas bien un vino blanco helado o por qué no, un rico rosé heladito, con la copa perlada de gotas de condensacion y el caldo de bellos tonos salmon, rosa o naranja destellando al sol.

Y epoca tambien de visitar cevicherias, donde uno de los platos mas pedidos y mas gustados es el arroz chaufa de mariscos, cosa digna de verse y mejor aun de degustarse, con esa combinación certera de aromas, gustos y texturas que dan el arroz teñido por el sillau, los condimentos orientales y el rico picadillo de mariscos que lo corone. Caracoles, conchas de abanico, pulpo, calamar, langostinos (no olvidarse que ya estamos en veda y camarones es un NO rotundo) entre otras delicias marinas lucen magníficas sobre la pila de arroz y cebollitas chinas. A comer se ha dicho y claro, muchos, con el calor reinante se inclinarán por una fría cervecita pero qué hay de malo en intentar un vinito.

Considerando que este plato tiene de todo, el salado del sillau y los mariscos, algunas reminiscencias de dulce especioso del aderezo mismo (ver receta) y del ajonjolí o de la canela china -dependiendo del autor del plato- no hay vuelta que darle, un Malbec Rosé o un Syrah Rosé cumplirán a cabalidad, siempre que tengan mucha fruta madura y rica acidez para limpiar el paladar de esa película de grasa que deja cada cucharada de este pariente lejano de la paella marinera, en este caso con los toques chinos y peruanos del caso. Para los amantes de los vinos semisecos, no irá mal un Borgoña -que en Perú los tenemos muchos y buenos- eso si, BIEN heladito o incluso un White Zinfandel que es una version rosé y dulzona de  la cepa emblemática de California.

Bueno, ya me extendí demasiado, el calor ha bajado un poco y es hora de ir a pasear por el hermoso malecón de Lima. Que suerte de tener la ciudad capital junto al mar!

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Maridaje con Lomo Saltado


Me refiero aquí al Lomo Saltado de carne de res (receta). Uno de los platos mas sabrosos y estimados de la cocina criolla, consumido en toda mesa peruana, de la mas humilde a la mas sofisticada, de costa a selva pasando por algunas de sus versiones mas potentes, como los que se comen en Tarma. En esa hermosa localidad de la sierra, la cual no recibe  la atención del turismo que merece, la calidad insuperable de papas, tomates y cebollas -y de la carne misma- producen Lomos Saltados de sabores sublimes. Para no mencionar que te sirven un «cerro».

Aunque hablar de estilos «clásicos»  resulta un problema en Perú porque las recetas tradicionales se han difundido oralmente, por lo que practicamente existe una receta por cada cocinero, chef, aficionado. Lo mismo pasa con cada restaurante de lujo, fonda, restaurant de menu y kiosko o carretilla. Cada uno interpreta la receta de acuerdo a su gusto, formacion y experiencia. Y de acuerdo a su interés en la alquimia culinaria. Hoy se puede degustar «lomo saltado» de pollo, de atun, de champignones, de mariscos.  En nuestros dias es tambien casi estándar agregar un par de cucharadas de sillau (salsa de soya) ala preparación, lo que ha dado lugar a la creencia de que este plato es «fusión» con la comida china peruana tipo chifa. Sin embargo el hecho que hace un par de décadas ese ingrediente era mas bien una rareza da la impresion que tal propuesta no está bien fundamentada. Me gustaria ver alguna investigacion mas seria que confirme -o refute- esta idea.

Volviendo al lomo hecho con lomo el vino que lo realce estará en función a los ingredientes. La carne de res es solo un componente y ocupa tal vez solo una cuarta parte, un tercio, del saltado. No es entonces lo mismo que comerse un bife de lomo. Tenemos cebolla, que con la cocción a fuego rápido y alto soltará tonos ligeramente dulces, tomate que proporciona acidez, la que es reforzada con un chorro de vinagre. No es un plato muy picante pues solo tiene un poco de ají amarillo que es mas aromatico que caliente, aunque algunas recetas le suben el volumen de picante con un aji limo.  El tipo de cocción también genera aromas ahumados. No olvidemos que este plato es 50% carbohidratos, dados por el infaltable arroz blanco y las papas fritas. El vino, entonces, ha de maridar un plato de variedad de sabores y texturas indicadas arriba. Tintos suaves con buena acidez, taninos moderados, especias y humo.   Algunos toques minerales no haran mas que mejorar la elección, aunque no siempre es posible encontrar un vino que tenga todas esos caracteres. Un rose de cuerpo firme tambien haria honor a este plato. Empezando por aquí, hay buenos Malbec rosé pero tambien Syrah rose, los primeros en Argentina, los segundos en Chile. Esta elección conviene en especial a los lomos de fondas y restaurant de menú -locales de precios económicos- donde se pone poca carne y mucha papa, resultando en un sabor mas liviano que tal vez no case tan bien con tintos.

Mi preferencia va por un tinto y aqui no hay precisamente escasez de posibilidades. El plato ofrece complejidad y el vino tambien deberia tenerla, por ello sugiero de preferencia vinos corte o blend, sin descartar los monovarietales. Un Sangiovese Merlot o un Sangiovese Cabernet Sauvignon de Italia central o de Toscana serian excelentes opciones, con la Sangio proporcionando firme acidez y el Merlot con su textura rica y taninos medios, o el CabSauv con mas firmeza de fruta y taninos mas serios. La Bottega del Vino de San Isidro, Lima,  ofrece una selección pequeña pero impresionante de vinos de la tierra de Giuseppe Garibaldi. De otros lares, un Syrah Grenache del sur de Francia viene a la mente o los ricos Shiraz Mataro de Australia. Y pensando en la tierra de los canguros, wallabees e inglés incomprensible, un Grenache Shiraz Mataro –GSM– caeria como anillo al dedo. Mataro es el nombre que se usa en Australia para designar el Monastrell español o Mourvedre francés. Saltemos de alli entonces a un Monastrell viñas viejas o incluso un rústico Tempranillo de Toro, caracterizado por su agresividad de nariz de fruta negra y su mineralidad telúrica. Maridaje este último que obedece al hecho que los platos tradicionales peruanos no estan definidos por sutileza de sabor sino mas bien por agresiva, insolente sabrosura, como dirían los anglosajones, sabores in your face.

Por ultimo y pensando en vinos Argentinos y Chilenos, que son los mas accesibles en el mercado peruano, tanto cortes como monovarietales pueden jugar en tandem con el Lomo Saltado. Un Shiraz Malbec , un Bonarda Malbec o un blend al estilo de la bodega Benegas, el Don Tiburcio, con Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Petit Verdot. Esta nota vale solo para dar una idea; el trabajo es del consumidor, el revisar las etiquetas e informarse de las variedades  presentes en los cortes, la edad de los caldos, el estilo, el origen. Los Syrah tipo garagiste del valle del Colchagua, los blends Merlot Carmenere, y en general los Malbec argentinos y los Cabernet Sauvignon chilenos, siempre y cuanto sean amables en fruta y de taninos moderados seran buenas elecciones.