Publicado en Mundo Vino, Nueva Zelanda, Vino 101, Vino en Perú

Finally : los Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda con un pie firme en el mercado de vino del Perú


La cercanía al mar influye en la acidez precisa de los vinos de Marlborough. Yealands Winery.

Ya por poco más de 4 décadas los Sauvignon Blanc de New Zealand, particularmente los Savvy de Marlborough nos han mal acostumbrado a una cierta perfección en su pureza de fruta, acidez cortante, específica, y su espectro de aromas en el que resalta casi de manera uniforme , lo que algunos definen como grass recién cortado, otros como  ruda,  maracuyá o espárrago, y que a mí personalmente se me antoja como  la fragancia de hoja de tomate. Hagan la prueba, froten una hoja de tomate fresca y lleven los dedos a la nariz. Es en realidad, un aroma punzante entre dulce y herbal y me sorprende aún que no lo hayan hecho en fragancia pour l´homme. 

Ahí están también los otros aromas que se asocian frecuentemente a este estilo de vinos de la tierra de los guerreros sacalengua maorí (me pregunto si habrán ganado alguna guerra con ese truco): guava o guayaba, pomelo, gooseberry (algo similar al aguaymanto) y maracuyá. En cualquier caso, los Sauv Blanc de NZ han sido resultado de una higiene y metodologías muy minuciosas y uno imagina la fermentación llevada a cabo en condiciones quasi de laboratorio, con los winemakers y sus asistentes emperifollados en delantales, gorros y tapabocas de color blanco y los inevitables guantes quirúrgicos. Y  relucientes  tanques de acero inoxidable, como parte esencial de la coreografía del vino kiwi. 

Han tardado un tiempo en imponerse en el espectro vinero peruano, pero ya están aquí. Hasta hace pocos años recordaba con nostalgia y resignación de que no los volvería a saborear, fantásticas rendiciones como el Paretai de Matua, cuya acidez chispeante me hacía pensar en una noche estrellada; o el backdrop savory y sabroso del Wither Hills Rarangi. O el inolvidable Stich de Jackson Estate  y el Oyster Bay (que también hace un killer Chard). Para no mencionar a los más socorridos, como el alucinante Kim Crawford (marca que sorprendente, no tiene bodega propia, pero eso lo veremos en otro post) el Scott o el archiconocido Villa Maria, amén del sinnúmero de bodegas que gracias a las visitas que New Zealand Winegrowers hacía a mi hogar de entonces –Vancouver- cada tanto, pude disfrutar, tal vez más de 50. Incluso los de menor precio, como el Cupcake y el Monkey Bay, no defraudaban, Como decía al empezar este párrafo, es muy refrescante -valga el término- que hoy los  vinos kiwi tengan una presencia más estable en nuestro medio, gracias a, entre otros, Kiwine, que tiene una buena selección, con Forrester, Saint Claire (estos nos los he probado aun) y la excelente bodega Astrolabe. Incluso han abierto un local en Barranco donde se puede comprar y probar los vinos por copa, lo que es una buena iniciativa para mejorar la oferta local. 

 

Publicado en Vinos de Sudáfrica

CATA VIRTUAL VINOS SUDAFRICANOS ARW


QUIERES APRENDER DE SUDÁFRICA COMO ORIGEN DE VINOS Y CATAR LA PREMIER DE 6 DELICIOSOS VINOS PREMIUM Y ULTRA PREMIUM DE LA BODEGA DE ANTONIJ RUPERT?Mañana Viernes 29 a las 7pm estaremos conversando de estos vinos y de Sudáfrica con Sixtilio Dalmau, propietario y gerente del wineclub Nosoyotrabodega. Cupos limitadísimos para muestras de cata (precio por mail a ivanhousewine@gmail.com o al cel 952165486). Para quienes solo quieren conocer de el terroir y origen Sudáfrica acceso Zoom gratuito. VIERNES 29 a las 7pm.

Los participantes recibirán un kit de 6 muestras de 3.5 onzas de cada vino:

Cuatro vinos de la línea PROTEA del terroir Franschhoek: Cabernet Sauvignon, Merlot, Sauvignon Blanc y un blend Rosé de 5 cepas típicas del sur de Francia y del Rhone.

BASSON, hecho con la uva emblema de Sudáfrica en el terroir Swartland, la Pinotage, pasa 14 meses en barricas de 2do y 3er uso para mínima interferencia con los aromas y sabores de la fruta y 24 meses adicionales en botella antes de su liberación al mercado.

ALTIMA, un delicioso Sauvignon Blanc hecho en el terroir Elandskloof, que reposa 7 meses en sus lías para un sabor mas intenso y completo. Este vino demuestra que hay alternativas a la altura de los mejores Sauv Blanc de Nueva Zelanda.

Publicado en inglés para vino

El Inglés, el Lenguaje del Vino II


Image result for wine words

Antes he dicho en otros blogs que el inglés es el lenguaje del vino. Tal vez me he equivocado o exagerado en mi afirmación. Pero lo que sí tengo que reiterar es que es muy importante para entender y comunicar la experiencia de disfrutar el vino. Por qué? uno, porque todas las publicaciones de más peso internacional en temas de vino están en inglés. Los wine writers y críticos considerados los más importantes escriben en inglés (Robert Parker y Jancis Robinson anyone?).

Segundo, porque no por nada el idioma del «chato willy» es la lingua franca de la ciencia: no solo es su simpleza y directness, sino que al tener un tsunami de adjetivos, permite transmitir las sutilezas, los nuances, de manera que nuestro castellano  y otras lenguas no pueden. Ahora,  y aunque no hablo alemán ni chino, y digamos que hubiera otro idioma que haga mejor trabajo, no creo que el mundo quiera cambiar el inglés por uno de esos idiomas, no al menos en nuestro lifetime.

Así que me tomaré la libertad de compartir aquí algunas notas sobre el wine slang, jerga de vino, que no solo se reduce a jerga sino a toda una terminología que se usa en los países angloparlantes y que si uno no conoce y escucha aunque hable algo de inglés corriente quedará más perdido que Ciro en las faldas de Rosario…. wooops, digo, en las faldas del nevado Bomboya. Así que bear with me y espero estas notas puedan serles útiles en algún momento.

PLONK

Plonk es una distorsión australiana (cachacienta) del francés BLANC, como en vin blanc o Sauvignon Blanc.  En francès la C es silente (más o menos suena blóN) todo muy amplio en la vocal). En inglés, Blanc se pronuncia con una C fuerte algo asi como B-LON-C   y de allí el salto quántico que los anglos dan a PLONK. Esta palabra se refiere  a vinos baratos de baja calidad. Hace mofa de la «fineza» francesa y después de la segunda guerra mundial los australianos estiraron la chanza a otras interpretaciones más graciosas una que la otra: vin blank (en inglés se usa white para vino blanco, no blank, que quiere decir «en blanco»), von blink (pestañear), point blank (a quemarropa).

De allí, como en inglés cualquier sustantivo se puede convertir en verbo sin pedirle permiso a la real academia de la lengua como nos quiere hacer creer la ex luminaria lingüística y dormilona del congreso peruano, tenemos algunos derivados, a saber:

plonked-up quiere decir mamado

to plonk up es tomar tragos a forro, como para ir bien macerado antes de ir a una fiesta.

En general, plonk es un derogativo para vinos baratos que sirven para emborracharse aunque con el tiempo el término ha entrado al mainstream cultural e incluso puede tener un carácter afectivo como cuando uno habla de su vino favorito: «Pinot Noir, ah, that´s my favorite plonk»

CAT PISS, ORINA DE GATO

El Sauvignon Blanc (el de Marborough en la isla sur de Nueva Zelanda en particular) tiene un característico aroma vegetal que en algunos casos va mucho más allá de grass recién cortado y que algunos identifican como ruda, un olor penetrante que evoca la orina de gato.

Aunque un productor kiwi, con un toque de humor ha hecho célebre su «Cat´s Pee on a Gooseberry Bush» (orina de gato en una mata de grosella*), la alusión no deja de tener algo cierto. La ruda comparte con el Sauvignon Blanc el compuesto p-menta-8-tiol-3-uno, que tiene el típico olor de pichi de michi y que es conocido informalmente por los químicos como «cetona de orín de gato».

_______________

*aunque no es la misma especie, la gooseberry o cape berry se parece mucho al aguaymanto

SLIP-SKIN GRAPE

Se dice de las variedades de uva cuya piel (skin) se desprende resbalando fácilmente (slip) de la fruta cuando es presionada. Típica de este tipo es la Vitis labrusca, conocida como Borgoña (aka «Gorgoña») en Perú.

Publicado en bordeaux, Maridaje Básico

Maridaje de Vino con Encurtido (de Rabanitos)


BORDEAUX ENCURTIDOS
An unlikely wine pairing

LAS VERDURAS Y LA POLITIQUERÍA

Los rabanitos son acusados injustamente de ser comunistas. El caviar ya sabemos, se le acusa de ser…. caviar. En fin, dejemos la politiquería barata del comienzo del siglo 21 y vamos con el tema de esta nota que es si un vino puede acompañar bien un encurtido, en este caso, de rábanos, o rabanitos, como se les conoce en el país que nos dió alternativamente glorias y miserias, como  MachuPicchu, Laura Bozzo, las líneas de Nazca y Alan García.

VINO BLANCO CARNE BLANCA, VINO TINTO VENGA MORCILLA VENGA DE TODO

Las recomendaciones ortodoxas sugieren un vino blanco, en este caso el Domaine Weinbach’s 2011 Riesling Cuvée Théo de Alsace. Es, seguramente, una elección intuitiva, que va un poco en línea con eso de carne blanca vino blanco, carne roja vino tinto. Repeticuá que ha demostrado una y mil veces no ser más que una falacia. No digo que un blanco no le vaya bien, veamos qué dice Chad Newton, reconocido director culinario del país del sueño o pesadilla americana, depende de en qué «lado de la historia» se encuentra uno:

«llamando la atención respecto al azúcar residual … el azúcar del vino convoca la dulzura natural de los ingredientes del encurtido, complementando las especias sin entrar en competencia con ellas….»

Un buen blah blah blah.

INTUICIÓN Y AUTOBOMBO

Dicen que la intuición no falla, lo cual es falso. La intuición -el sexto sentido- es menos fiable que las promesas de los políticos sean del primer, segundo, tercero o inframundo. Nuevamente, no digo que la elección no sea correcta, pero la raison d´etre de esta nota es para exponer un maridaje heterodoxo y totalmente contra-intuitivo. Y no lo hice porque soy un genio del maridaje ni mucho menos soy realmente tan experto en vinos como me gustaría alardear. Sucedió porque era el vino que tenía a mano y me moría de hambre, pero habiendo hecho un propósito de no cenar cuantioso ni carbohidratoso -harinoso, para los mas aterrizados- decidí apoyarme en unos encurtidos de rabanito que preparé hace unas semanas, y que están -no pretendo auto halagarme aquí, es la verdad- increíblemente deliciosos.

EL OCTAVO MANDAMIENTO: NO ROBARÁS

Para no hacerla más larga. El vino a mano era un Bordeaux Superieur 2016 Chateau Seguin que sustraje -me avergüenza confesarlo- de mi anciano padre en su cumpleaños número 90, en el cual recibió el vino como obsequio. Me justifico aquí explicando que mi viejito, a esta altura de su vida, le das un vino de caja y le dices que es Margaux y se la cree. Y se lo toma como si fuera chicha morada. Así que hice un cambiazo llenándole la botella del Seguin con un vinito malucón, un tacamita trivarietal (la verdad, qué vino para malo, en su versión blanco o tinto), y me hice del Seguin para mis propósitos. Para los que ya me condenan, déjenme decirles que a mi viejito  le encantó su vino «francés.» Por ello, aunque el lector, indignado, me considere un mal hijo, considero que lo mio no fue robo, y si lo fue, fue por una causa de orden superior.

EL MARIDAJE CON BORDEAUX

Además de violar el octavo mandamiento del Torah, también he faltado a la segunda ley incaica, «Ama llulla» que se traduce vagamente como «no seas mentiroso.» Que imagino los monarcas incas tuvieron que establecer porque para mentirosos nadie le gana a los peruanos. Es que además del Bordeaux tenía a mano un Sauvignon Blanc chileno, de triste recordación. El  hecho es que el maridaje «intuitivo» con el Sauv Blanc no funcionó. La acidez del blanco compite con la del encurtido y ninguna gana. Se diría que se anulan mutuamente. Con el tinto, sin embargo, pasar de la marcada acidez del rabanito al vino permitió que notas dulces de la fruta de este último salieran a lucir. Siendo un 2016 con los taninos ya bastante pulidos, fue un win-win situation. Realmente, no me lo esperaba y demuestra una vez más, que el maridaje «intelectual» no es más que una lista de wishful thinking y en este arte hay que verificar en el mundo empírico.

VEREDICTO

Contra todo pronóstico el Bordeaux de Chateaux Seguin jugó «belamente» con el encurtido de rábanos rabanitos. Más allá de mi conclusión, invito al lector que pruebe por su cuenta con encurtidos varios  y  correspondientes blancos y tintos.

 

Publicado en Cepas

Todo sobre la Uva Verdejo


13555-Vendimia-de-la-Verdejo-de-Rueda

DE LA MAR EL MERO, DE RUEDA, LA VERDEJO

En el mundo del vino cuando se dice España se piensa de inmediato en los grandes tintos de Rioja y Ribera del Duero, donde la Tempranillo es convertida en caldos a la vez poderosos y elegantes, que expresan un sabio manejo de la crianza en roble y un conocimiento profundo del terruño. Algo menos conocidos son los fabulosos Tempranillos de Toro con su carácter robusto y mineral, y es recién en los últimos años que las joyas de la D.O Priorat –donde la Cabernet Sauvignon, la Syrah y la Merlot son parte del corte- han empezado a ser más conocidas fuera de la tierra de Don Quijote. Así, el vino blanco siempre ha sido la Cenicienta de la industria vitivinícola española. A nivel mundial solo los Cava tienen una bien ganada fama, espumantes de excelente relación calidad precio elaborados por el método Champenoise.

UN PEQUEÑO BLANCO ENTRE LOS GIGANTES DEL TINTO

Fuera de la excepción mencionada, los blancos tranquilos de Iberia no han gozado del interés de los amantes y consumidores del vino. No es sino en los últimos quince años que el vino blanco español emerge con fuerza, con caldos elaborados a partir de variedades nativas y que luego de invadir el mercado norteamericano, comienzan a ser apreciados en los mercados alrededor del mundo. Pero no es solamente en Estados Unidos y Canadá que los vinos blancos españoles han tomado un protagonismo, sino que en la misma España –y por primera vez en su historia vitivinícola- los blancos con denominación de origen aumentan sus ventas cuando el consumo del tinto ha descendido debido a la crisis económica.

Al frente de esta carga está la variedad Verdejo, cepa que ha pasado de la oscuridad del anonimato a un verdadero status de rock star en Rueda, región vitivinícola que se encuentra entre dos gigantes del vino tinto como son Ribera del Duero y Toro. Rueda está situada en las planicies de la Meseta Central de Castilla y León, hacia el nor-oeste del país, en la cuenca del río Duero, ocupando una gran extensión de la provincia de Valladolid y de las colindantes Segovia y Ávila. Se extiende sobre un terreno suavemente ondulado que discurre entre algunas de las ciudades que jugaron un rol destacado en la historia medieval de España. Esta región fue conocida como “tierra de nadie” porque allí se dieron muchas batallas entre moros y cristianos durante la guerra de reconquista.

LOCATION, LOCATION, LOCATION

Aunque algo alejada de los grandes cuerpos de agua, Rueda recibe los vientos del océano Atlántico y está sujeta, en general, a un clima de tipo continental más bien riguroso. Los inviernos son largos y severos y se alternan con primaveras cortas, a las que siguen estíos muy calurosos y secos, que con cierta frecuencia castigan el paisaje con tormentas de verano. La región es semiárida, con lluvias que bordean los 450 mm de precipitación anual, la que es acompañada de una gran diferencia entre las temperaturas diurnas y nocturnas, que puede llegar a 15 grados Celsius. Esta amplitud térmica, que determina un equilibrio entre los azúcares y la acidez, es resultado de la elevación de los viñedos de Rueda, los más altos de España con 800 msnm en promedio. Este balance entre acidez y concentración de azúcar es el hallmark de los grandes blancos de la denominación.

Las condiciones descritas se adecuan a la producción de cepas blancas, que han de tener un buen tenor de acidez que permita mantener su frescura y que al tiempo alcancen una madurez y concentración de azúcares que realcen el gusto del vino en el paladar. A ello se suman los suelos, constituidos por tierras pardas, cargadas con calcio y magnesio, elementos que se expresan luego en el rico trasfondo mineral de sus vinos. Estas terrazas aluviales presentan suelos de fácil laboreo y con presencia de piedras, con buena aireación y drenaje, condiciones importantes para un saludable desarrollo de las raíces y para minimizar el riesgo de enfermedades. En las cotas más altas se observan afloramientos calizos. Los mejores viñedos de la denominación se asientan en suelos pardos que descansan sobre suelos alóctonos (transportados por agentes naturales) de tipo pedregoso. Esta combinación da lugar a los típicos terrenos cascajosos, con guijarros de buen tamaño desperdigados sobre el terreno y que recuerda en algo a los que se observan en la Cote du Rhone. Estos guijarros cumplen una función de retención del calor, que almacenan durante el día y que van soltando de manera gradual, contrarrestando los extremos del frio nocturno.

UN POCO DE HISTORIA

La buena disposición de los terruños de Rueda para la elaboración de vinos fue reconocida desde los tiempos de los romanos. Ya en la edad media, la industria vitivinícola local fue aun más estimulada al hacer los reyes católicos Fernando e Isabel su capital en la región. Se dice que cada casa tenía orgullo de producir su propio vino y que este se llegó a convertir en algo tan importante como el pan o el catolicismo en la vida diaria. Cierto o no, Rueda fue la primera DO reconocida en la comunidad de Castilla y León, la que se aprobó en 1980. Es una DO especializada en la producción de vinos blancos, dadas las condiciones naturales de su entorno, aunque el reglamento vigente desde 2008 aprueba la elaboración de tintos y rosados. En la actualidad cuenta con más de sesenta bodegas que trabajan un área de 12,800 ha de viñedos, plantados en un 95% con cepas blancas, entre las que priman la Verdejo, Viura (Macabeo) y Sauvignon Blanc.

A pesar de las condiciones favorables de terruño e historia, los vinos blancos de Rueda permanecieron en el anonimato hasta que en los ochenta algunos enólogos visionarios, liderados por la afamada bodega Marqués de Riscal, apostaron por un nuevo estilo de vino para la uva Verdejo. Hasta entonces la mayor parte de la producción de esta cepa había terminado en vinos de estilo Sherry, altamente oxidados, que ya no estaban en sintonía con la evolución de los gustos mundiales. Con el asesoramiento de Emile Peynaud, los herederos de Marqués de Riscal introdujeron innovaciones técnicas en viñedo y en bodega, como la maceración en frío, para garantizar la integridad de los aromas más delicados presentes en la piel. De esta manera desarrollaron un estilo joven, fresco y afrutado, basado en la Verdejo, que ganó inmediato reconocimiento de aficionados y entendidos. Además se promovió la introducción de la Sauvignon Blanc, que como se verá luego, ha pasado a formar parte de los blends más exitosos de la DO Rueda.

LA VERDEJO, EMBLEMA DE LA DO RUEDA

Pero qué duda cabe que tal vez la aventura enológica de los de Riscal no hubiera llegado a tan buen término de no ser por la materia prima, es decir, la variedad Verdejo. Aunque no se tiene certeza total sobre su origen, se cree que la cepa habría arribado a Rueda con los Mozárabes, que la habrían traído desde el norte de África, previo periodo de adaptación en tierras más al sur. Esta hipótesis es cuestionada por algunos estudiosos, quienes afirman que la cepa sería más bien nativa de la región. Otros la emparentan con la Verdelho portuguesa, aunque pruebas de identidad genética ADN parecen desechar esta posibilidad.

En cualquier caso, la cepa parece haber encontrado un terruño ideal para expresar toda su potencia aromática y palatal en las condiciones rigurosas de la DO Rueda. Más del 90% de la variedad se cultiva en espaldera, facilitando la cosecha mecánica. Esta se realiza durante la noche para mantener la temperatura baja en las bayas y preservar así sus características de acidez y aroma. La cosecha de la Sauvignon Blanc –que con frecuencia se usa en combinación con la Verdejo- se realiza primero ya que esa variedad tiene una maduración más temprana. Las proporciones de las cepas en el producto final están dictadas por las regulaciones de la DO, siendo así que si la etiqueta figura como DO Rueda el vino puede estar compuesto de un mínimo de 50% de Verdejo y el restante de Sauvignon Blanc o Macabeo. Si el rótulo indica Rueda Verdejo o Verdejo Superior entonces la composición será de un mínimo de 85% Verdejo, aunque no es extraño que esta alcance el 100%. La mayor parte de estos vinos se fermentan en tanques de acero inoxidable con temperatura controlada, a veces con uso de criomaceración y con filtrado al vacío para limpiar el mosto sin remoción de los nutrientes que mantienen activas a las levaduras. Sin embargo, hay versiones de Verdejo que pasan por cría en roble y sobre sus lías. Existe una controversia sin fin acerca de los supuestos beneficios –o detrimentos- de este enfoque, pero sus incondicionales remarcan que así se logra una elegancia, integración y untuosidad que dan lugar a la verdadera expresión del terroir.

Sea cierto o no, el hecho es que la imagen DO Rueda que está conquistando el mundo es el vino joven sin crianza, resultado de altos estándares de asepsia y tecnología, estilo que permite mostrar los mejores aromas primarios de la variedad enmarcados por su característica potencia y elegancia. Los caldos típicos muestran un color amarillo con matices verdosos, seguidos de una nariz intensa que tiene como base la hierba seca con tonos florales y de hinojo. La paleta frutal incluye cítricos como la toronja y drupas como melocotón y albaricoque. Estos vinos son sumamente refrescantes, de rica acidez balanceada por un cuerpo medio y destellos minerales. Tienen un final que sorprende por su redondez y persistencia y aunque no es una expresión técnica es común encontrar que aquellos que lo degustan manifiestan que “invita a repetición”. Un detalle típico es un leve amargor en el final, que algunos encuentran atractivo y otros no disfrutan. Con el consumidor en mente, algunos productores dejan un poco de azúcar residual para contrarrestar este factor.

VERDEJO ¿Y ESO CON QUÉ SE COME?

Con el perfil aromático, de sabores y textura de estos vinos, no es sorprendente que hayan tomado el mundo por asalto. Su precio además lo hace accesible al consumidor, encontrándose versiones Premium realmente exquisitas en la vecindad de los 15 USD. El Verdejo es además excelente compañía para variedad de platos de la comida mediterránea e internacional. Tradicionalmente se le asocia a las aceitunas, los espárragos, a distintos arroces españoles, sean paellas valencianas clásicas de conejo y romero o marineras, como también al arroz negro. Platos de mariscos son obvios candidatos, con calamares y pulpos fritos o grillados, camarones o langostinos al ajillo o a la piedra. Preparaciones más densas al paladar como a la meunier o con salsas cremosas se ajustan a la acidez intensa pero no abrumadora de la cepa, limpiando esta el paladar de la grasa para proseguir con el siguiente bocado. Ídem para los quesos cremosos. Ensaladas, vinagretas y platos que tengan como ingrediente central al tomate le van como anillo al dedo. Pollo horneado al estilo griego (frotado con oliva, ajo, limón y romero) es un casamiento perfecto, como otras carnes blancas horneadas o en fritura. Pero es con la cocina peruana donde la Verdejo va a encontrar una gama de sabores con los cuales complementar sus grandes cualidades. Sea un fetuccini a la huancaína, un tiradito con crema de rocoto, un ají de langostinos, un arroz con conchas, un pescado a lo macho o unos tallarines verdes al estilo limeño, la cocina nacional parece hecha para deleitar el paladar acompañada de esta sorprendente cepa.

Publicado en Cepas, Eventos, Mundo Vino, Vino 101

New Zealand Pinot Noir de Nueva Zelanda


PINOTTTTTTTTTTTTTTTTTTEn un post anterior comentaba los vinos de Nueva Zelanda, en particular el Sauvignon Blanc pero prometiendo una nota para los Pinot Noir del país de las dos islas, por ser la cepa con más potencial. Ha pasado mucho tiempo desde entonces pero aquí les doy algunos alcances sobre esta fina cepa que ha ganado pie en NZ con muy buenos productos ya famosos en el mundo.

LO QUE NOS GUSTA

En nuestros paises latinoamericanos la preferencia por vinos tintos pasa todavia -mayoritariamente- por vinos corpulentos, de mucha fruta, que esta fruta sea muy madura, «fruit bombs» como las llama Robert Parker, crítico pluscuamperfecto del vino. Aún así, con la educación del consumidor vemos poco a poco otros estilos de vino, más enfocados en el balance y la armonía que ser in your face y entre estos destacan los vinos europeos y por supuesto allí está el Pinot Noir.

Pero seamos francos, los Pinot europeos de calidad vienen con un price tag bastante alto para lo que el consumidor promedio quiere o puede pagar. Los Pinot Noir por excelencia -sin desmerecer a los alemanes y uno que otro del norte de Italia- son franceses, de Bourgogne. Y justamente los vinos top de Bourgone, hechos de PN son algunos de los vinos más caros del mundo. Y los de entry level no son precisamente una ganga y en realidad, aunque no dudo que los hay, no he probado yo uno del rango de 18 a 30 dólares que me haya hecho una impresión duradera y favorable.

pinot noir bourgogne

LOS  SUPLENTES DEL PINOT DE BOURGOGNE

Los amantes del vino del mundo sin grandes bolsillos debemos entonces contentarnos con Pinot «suplentes», producidos en otras regiones, entre las que destacan Oregon y California (USA), Nueva Zelanda, Chile, Yarra (Australia) y últimamente Río Negro, en Argentina. Los primeros tienden a ser pricey y de los otros los que más están siendo reconocidos como «los mejores Pinot del Hemisferio Sur» son los de Nueva Zelanda, por su calidad y su precio accesible. Un renombrado wine writer y crítico,  el australiano James Halliday escribió que  «hace tiempo he venido escribiendo del potencial de Nueva Zelanda para suplantar a toda la competencia de Pinot Noir de Bourgogne y no veo hasta ahora motivo para cambiar de opinión».

Veamos por qué.

La Pinot Noir fue puesta de moda en USA por el filme (2004)  Sideways, que muestra las aventuras enologicas de unos amigos que no son expertos del tema. Los protagonistas celebraban el Pinot Noir y repudiaban el Chardonnay y el Merlot. Sorprendente, pero las ventas americanas del PN subieron y los dos mencionados tuvieron una leve caída. Pero muchos que vieron la peli y corrieron a comprar su botella de Pinot resultaron decepcionados al no encontrar un vino de gran cuerpo y chorros de fruta madura.

NO SOLO DE GRAN CUERPO VIVE EL BUEN VINO

Apreciar un Pinot requiere dejar los preconceptos y abrirse a un vino que con menos corpulencia nos puede brindar emociones únicas por sus aromas de suelo de bosque, hongos y hasta materia organica en descomposicion, en las versiones de mas precio (barn poo, o estiércol fresco). De saque, su color puede  decepcionar al primerizo, por su palidez. «Parece agua de pulpo» dijo un amigo cuando le invité un Pinot de Louis Jadot. En boca, a pesar de su cuerpo medio tiene una presencia de sabor (típico es frutas rojas) que si está bien logrado, es difícil de igualar. Y por último, su final realmente largo y super persistente convencen al bebedor de que están ante algo en realidad especial.

LA CEPA INGRATA

Para aumentar la complejidad de elaborar buenos Pinot hay que mencionar que es una uva «difícil» en el viñedo, con requerimiento precisos de temperaturas durante la maduracion, además de consideraciones de suelo. Los anglos la llaman heartbreak grape la uva rompecorazones. Por cuestiones de calidad de terroir y una tradicion viticultural de siglos, los de Bourgogne son el estandarte. A diferencia de la Cabernet o la Syrah, a la Pinot le gusta menos calor y prefiere primaveras y otoños largos. El problema es que en esas épocas puede desarrollar problemas como pudrición o heladas. Pero cuando el viticultor experto supera estos temas termina con cantidades relativamente bajas de un vino complejo e intrigante.

LAS REGIONES DE PINOT EN NUEVA ZELANDA

new zealand wine regions mapLa región más renombrada de NZ para Pinot Noir es Central Otago, seguida de la pequeña Martinborough, pero hay más área plantada en Marlborough (cuna del legendario Sauvignon Blanc). La región está situada en la esquina nor-este de la South Island, sandwicheada entre el mar y las montañas. Aunque es la region mas soleada de NZ es más bien fría,  con una amplitud térmica de 11ºC y refrescada por los vientos marinos. Famosa por sus Sauv Blanc, sus Pinot han empezado a llamar la atención desde que se empezó a plantar viñedos en los valles del sur. El Pinot de Marlborough es como otros vinos de la region, de gran pureza e intensidad frutal e impresionante perfil aromático.

OTAGOOOOOOOOOOOOOOCENTRAL OTAGO es la region que ha dado nombre a la Pinot de NZ, gozando de un clima continental y mayor altitud. Se compone de varias sub-regiones cada una con un terroir particular pero todas con un promedio de 1000 dias de sol al año, que es ideal para la cepa. Situada a 45º latitud sur, tiene una influencia fría de la enorme masa Antártica pero no tan lejos del mar que sufra del problema de heladas frecuentes. El clima se combina con la calidad de suelos de origen glacial y ricos en mica y esquisto, ideales para Pinot Noir que resulta en vinos elegantes y expresivos. 

Los Pinot de Otago muestran la carga tánica y la elegancia de un Bourgogne pero añaden una dosis vibrante de fruta apuntalada por toques herbáceos, de especias y esencias animales. De acuerdo a la sub-región pueden tener sabores típicamente herbales, de arándanos, cola, siempre cimentados en taninos finos y abundantes.

Publicado en A la parrilla, Cepas, Pescados y Mariscos

Maridajes de Vino (Blanco) con Trucha


Para los peruanos que ya empujamos las cinco décadas, parece mentira ir a mercados, supermercados, pescaderías y terminales pesqueros y ver la demanda creciente por especies de agua dulce, algo impensable –por no decir aberrante- solo unos años atrás. ¿Quién en su sano juicio iba a cambiar una corvina, lenguado o cojinoba por una trucha? “Eso es pescado para serranos”, sería algo no muy difícil de escuchar en esos tiempos. La trucha era algo exótico, que se comía solo en los viajes al valle del Mantaro en la sierra de Junín, o a las orillas del lago Titicaca. Ahí sí se podía perdonar el pecadillo de comer trucha. Y ni qué hablar de la tilapia, un nombre que probablemente el 90% de los peruanos no había escuchado antes de finales de los 90. Hoy ya no solo se vende en los principales mercados sino que a nadie avergüenza decir que comió tilapia. Es más, hasta uno de los top chefs de la cacareada farándula gastronómica nacional (dejémonos de remilgos, el señor Cucho La Rosa) promociona sin asco su ceviche de tilapia. Punto para el hombre, porque la verdad, al ritmo que vamos pronto el famoso dicho de que tenemos un mar riquísimo será solo un recuerdo, algo así como hablar del mundial de México 70 cuando queremos dejar en claro que nuestro futbol es de calidad (suspiro…).  Es cosa que sorprende que el promotor gastronómico número uno, el ubicuo hasta en la sopa Gastón Acurio, no diga esta boca es mía cuando se trata de proteger a tanta especie que está sometida a una presión de pesca totalmente inaceptable, hablamos de lenguado, mero, cojinoba, chita y todo tipo de tiburón (toyo de leche, toyo diamante, toyo no se cuanto, son todos tiburones) entre otros. A propósito, ¿en que quedó la campaña de consumir anchoveta de la cual el chef gordito era baluarte?

En fin, la cosa es que la trucha ya salió de las cartas de los restaurantes serranos y se apropió de mesas en todos los sectores sociales.  Y con todo mérito porque su carne tiene un bello color salmón (siendo una especie de salmónido no es sorpresa) y es deliciosa, suave al paladar y con un regusto dulce leve que va muy pero muy bien con un Riesling, sea la trucha frita con o sin harina, rehogada en una salsa de mantequilla y cítrico o a la parrilla. Y al decir Riesling aquí hablamos de la cepa alemana que rinde caldos tan sublimes y que lamentablemente no vemos por estos lares. Aquí llegan un par de versiones baratas y demasiado dulces para honrar la delicada carne de la Oncorhynchus mykiss , que es –adivinaron- su nombre científico. Me soplan que por ahí hay unas cuantas, pocas, licorerías exclusivas que traen productos verdaderamente Premium (no los vinachos que algunos expertos llaman con pompa de alta gama), pero no quiero ni pensar cuanto podría marcar un buen Kabinett* del Mosel o Rheingau (por no decir de Austria) en nuestras tierras. ¿120 a 140 soles un entry level? Pues a menos que el cliente de turno sea un verdadero conocedor (y en el Perú la verdad no son muchos) va a decir “nica, mas de 30 soles por un vino blanco no pago. Menos todavía si es dulce!” Ay que dolor siento cuando escucho a los “conocedores” disparando ignorancia enológica left, right and center. De los Riesling comerciales, hay 1, uno , UNO, que va bien con la trucha pero como aquí no me pagan por reventar cohetes a ninguna bodega, pues el nombre no va pero estoy seguro que el lector curioso y buen amante del vino sabe de qué producto estoy hablando.

Otra cepa germana, la Gewurztraminer, honraría también a una preparación a base de trucha pero como en el caso de la Riesling, no conozco de alternativas en el mercado local. Por ahí probé un producto chileno de una bodega muy grande a 12 dólares (digamos que cobrarían 40 soles aquí por esa botella) pero dejó mucho, mucho que desear. Parecía en verdad agua de florero de 6 días. Así que por el momento descartamos las cepas de la patria de Eva Braun y nos vamos por el siguiente candidato lógico, el Sauvignon Blanc. Como aquí no se ven los de Nueva Zelanda ni los de Sancerre (that´s France, just in case), pues nos remitimos a los chilenos, que son bastante buenos y muy competitivos en su relación calidad precio. Argentinos…no es una cepa estrella en el país de los bifes, de las mejores oncenas mundiales que nunca campeonan o del verbo florido sacado de solapa de libro, aunque por ahí caté un par de varietales interesantes. Pero no compiten con los chilenos ni por calidad ni por variedad de bodegas ni por nivel de precios. Para los que tienen la tonta idea de que no hay que tomar vinos chilenos porque son de Chile y solo toman vinos chés, pues por ahí podrían intentar con un Torrontés, que algo tiene de Gewurztraminer*** aunque por regla general muy over the top cuando se trata de fruta, especia y dulzor. Moi, excepto por un Torrontés excepcional cuajado por Silvio Alberti, winemaker de Andeluna, ligero y con acidez electrizante para el estándar más bien lerdo de la cepa, paso, yo paso.

Así que me he dado el trabajo de buscar algunas recetas con trucha, ya que estamos entrando a la Semana Nacional de la Trucha, iniciativa estatal para impulsar el consumo de este rico pescado producido en piscigranjas mayormente estacionadas en la sierra –a la trucha no le gusta el agua caliente sino bien heladita- con la excepción de una que había en el valle de Chanchamayo en plena selva central (parece que un acuicultor encontró que su arroyo bajaba directo de las cumbres nevadas) pero que lamentablemente fue arrasada por un huayco hace unos meses, aluvión que se llevó las instalaciones y a 3,000 truchas listas para ir al mercado, para terminar sufriendo una muerte, seguramente ignominiosa, en las aguas calientes del amazónico río Perené. Pobres truchas, vivieron un equivalente del tsunami que las astrólogas rusas Andrianova y Popova auguraron para Lima el día 21 de setiembre. Yo preparé mi mochila de hemergencia con una botella de Champagne, una de cava, dos tintos, una baraja de naipes, dados, bocaditos salados y condones pero el malhadado terremoto con tsunami nunca dijo presente. Es decir…las tías mejor deberían dedicarse a la crianza de truchas y dejar de asustar a los pobres peruanos con supuestos cataclismos, que ya tenemos bastante con la eliminatoria Brasil 2014.

Vayan las recetas. Yo las menciono, tú las buscas en internet y las bajas. No pretenderás que te ponga todo aquí. Ya con darte el vino indicado hago bastante. O no.

  • Trucha frita a la sartén con salsa criolla (de cebollas). La clásica salsa criolla levanta el sabor del pez y corta con su acidez limonera la grasa del salmónido. Servida con arroz blanco bien graneado, nada va mejor que CocaCola. Mentira!! Nunca por nunca ese jarabe precursor de la diabetes mellitus. Un Sauvignon Blanc chileno, del valle de Casablanca, Leyda o francamente de cualquier otra “denominacion” porque casi todos los Sauv Blanc de nuestros vecinos del sur son muy parecidos. Recién se notan diferencias cuando pasan de 60 soles.
  • Una variación interesante a lo anterior sería servir la trucha con salsa Mexicana pero si es así mi cuate, la salsa le quitas el dulce, sino mejor lo sirves como postre. Órale mano!
  • Trucha a la parrilla con chimichurri. Así como lo escuchas, chimichurri de asado argentino, ese que se sirve con panchorizos y que algunos lo embadurnan sobre las carnes a la  parrilla.  A los peruanos será difícil venderles el plato con papas o pan (que es como yo lo prefiero) pero sí, también puede ir con arroz blanco. De nuevo aquí, un Sauvignon Blanc funciona, pero mejor va con un Riesling así que a buscar ese Riesling de 28 soles de cuyo nombre no puedo –no quiero- acordarme.
  • Trucha a la parrilla con Ensalada de Lechuga Romana** a la parrilla. Suena a invento gringo y lo es, como que esta receta salió del Independent (www.independent.co.uk) pero aunque muchos peruanos no lo crean, en otros países también se come muy rico, a veces mejor que en la tierra de Machupicchu, del Pisco Sour y Sendero Luminoso. Los detalles de la receta están en el enlace pero baste decir que se prepara una vinagreta de ajo molido, ralladura de limón, aceite de oliva y salpimienta y se baña con esta las hojas de lechuga y se asan a la parrilla hasta que estèn un poquito bronceadas. La misma vinagreta es rociada sobre el filete de trucha, que se cocina con la piel hacia las brasas y se sigue brocha que brocha la vinagreta sobre la parte sin piel. Aquí otra vez juega el Riesling, pero a falta de pan buenas son tortas, así que nos apuntamos con un buen Sauvignon Blanc, esta vez sugiero el lector se meta la mano al bolsillo y no dude en comprar un buen caldo chileno que le hará un hueco de entre 60 a 70 soles pero bien vale la pena. Ahora, si tiene un amigo que viaja a Miami o a alguna de esas horrorosas ciudades del Eastern Seabord, encárguele un Sauv Blanc de Nueva Zelanda. No te a-rre-pen-ti-rás. A mí no me la han contado, mas de 50 Sauv Blanc de NZ habré catado.

*Kabinetts Riesling alemanes que recomiendo son Dr. Loosen, Gunderloch Fritz, Baltaza Rhess, St Urban- Hof, Lingenfelder, Selbach Oster, Pauly Bergweiler, Hermann Donnhoff, Gunderloch, Markus Molitor, entre otros.

**no recuerdo la traducción para la lechuga Romaine que aquí liberalmente he traducido como romana, pero se encuentra en supermercados, tiene una hoja alargada y ovalada hacia el final y su textura es algo gruesa, acartonada y crujiente. Es la que normalmente se encuentra en la Caesar Salad.

***Gewurz quiere decir «condimentado, picante,» partícula que se añadió al nombre de otra cepa, la Traminer, epónima de la villa de Tramin, en el norte de Italia. Así quedo la «Traminer Picante» Gewurztraminer, para diferenciarla de la original.

Publicado en Uncategorized

Los Vinos de Nueva Zelanda


Si hay un origen de vinos que extraño en Perú, tal vez mas que ningún otro, esos serían los vinos de Nueva Zelanda, particularmente los Sauvignon Blanc de Marlborough pero también, como no, los tintos de Hawkes Bay y los Pinot Noir de  Otago. Buenos Pinots tambien vienen de Martinborough.

Es público y notorio que los Sauvignon Blanc –Savvy, les dicen por allá- de Marlborough han puesto a Nueva Zelanda en el mapa internacional del vino, con sus caldos limpios y de pureza frutal, sus altos estándares de calidad y su consistencia. Uno se puede tomar el Savvy mas barato (unos 14 dólares) y encontrará que aunque no tenga la complejidad y caracter de uno del doble de precio, igual mantiene una calidad y una identidad varietal impecables.

En términos de regiones vitivinícolas, Nueva Zelanda se divide para fines enológicos en la isla norte y la isla sur. Marlborough está al norte del South Island, donde también se encuentra Otago. Marlborough, además de los impresionantes Savvy, produce muy buen Chardonnay, de carácter cítrico y mineral. En la North Island tenemos a Hawkes Bay, donde se producen ricos blends de Syrah, Cabernet Sauvignon y Merlot. Allí también se da la Chard, pero en este caso prevalecen los tonos frutales sobre los cítricos. En ambas islas los viñedos disfrutan de un clima de tipo marítimo, con fuerte sol durante el día y enfriados por las brisas marinas durante la noche. La estación de maduración de las uvas es larga y permite fijar el caracter varietal que es un distintivo de los vinos de ese país. Una excepcion es Central Otago, que está un poco alejado de la costa y que con su amplitud térmica marcada semeja más un clima continental.

Hablando con un  winemaker neozelandés me contaba que la industria del vino en Nueva Zelanda se benefició del gran desarrollo de  la industria láctea. Nueva Zelanda ha sido tradicionalmente una tierra de ganadería, particularmente de ovinos y vacunos. Cuando esta tuvo un declive en los ochenta, muchos agricultores y ganaderos vieron la enología como una oportunidad. Al aplicar los sofisticados metodos de control de higiene de la industria láctea a la industria del vino, lograron sorprendentes resultados en la expresion de pureza frutal, que es muchas veces comprometida por la presencia de microorganismos indeseables. Por otro lado, los productores tienen estándares mínimos de calidad por acuerdo de viticultores a nivel nacional, por lo que debo decir que no he probado un solo vino de ese país, por mas barato que sea, que pudiera considerar malo. Todos son buenos, solo que unos mas que otros. De igual manera, no hay vinos de Nueva Zelanda que caigan en la categoria de budget o value; todos tienen un precio que va con su calidad. Los mas baratos en Canadá van de 14 dólares para arriba. Por el otro lado del espectro tampoco llegan a ser muy caros; los mejores Sauvignon Blanc andan por los 40 dólares. Los Pinot Noir de calibre están en la franja 50 – 60.

He tenido la fortuna de degustar innumerables productos del ese país, tanto por necesidades del trabajo como por ferias. Una de ellas es feria la anual de bodegas de NZ que se lleva a cabo en Vancouver. Gracias a estas ferias he podido saborear los mejores productos del país austral. Degustar un Savvy es un placer quasi adictivo que empieza con la nariz tan grassy, llena de hierbas y muy punzante, seguido del paladar limpio y de una acidez precisa que define los contornos de sabores de frutas de cada versión particular.

Entre otros Savvy inolvidables se pueden mencionar a marcas tan populares como Oyster Bay, Starborough, Villa Maria, Stoneleigh, Cloudy Bay, Brancott, Kim Crawford, Cat´s Pee, Astrolabe, Dog Point, Jules Taylor, Spy Valley, Matua, Nautilus y Babich entre muchos otros.

Siendo los Savvy notables como son, la cepa que está dando que hablar y que probablemente sea la nueva estandarte del vino Kiwi en un futuro próximo es la Pinot Noir, con sus mejores expresiones viniendo de Otago y Martinborough. Pero eso es materia de otro post.

P.S  me parece que algunos restaurantes tienen Sauvignon Blanc de NZ en sus listas de vinos. Imagino que el Villa Maria, que cuesta 17 dólares en norteamérica saldría a unos 70 soles aquí en supermercado, unos 170 soles en restaurante por botella, o sea, 40 soles por copa?

Publicado en Cocinando con Vino, Pescados y Mariscos, Pesquería Sostenible

Almejitas en Vino Blanco


Siempre me sorprenderá el porqué la Cocina Peruana no ha producido un plato como este, ni con almejitas ni con choros (mejillones), siendo que tenemos los mariscos, los vinos, las especias y las ganas de cocinar, además de una fuerte influencia de la Cocina Mediterránea, que es la madre de todas las cocinas latinoamericanas, excepto por un par del Caribe que le deben sus combinaciones exóticas a la India y al África.

Este estilo de platos, donde los mariscos nadan en un caldo ligero tiene como su exponente máximus al Moules Mariniere, choros en salsa de vino blanco, echalotes y mantequilla que hace las delicias de los comensales de restaurantes franceses. Personalmente, lo probé en París un dia del cual no tengo ya recuerdo. Impresionado, pedí la receta al mozo en mi mejor francés, la apunté y apenas volví a Vancouver me puse los huesos húmeros a la mala, me armé de los moluscos indicados, un buen Pinot Grigio y lo hice y de allí en mas lo preparé innumerables veces, sorprendiendo a mis amigos peruanos y canadienses. En fin, a la receta.

Esta versión la probé en un bistro en Seward, una localidad de extraordinaria belleza en la costa sur de Alaska, hace unos años, aunque no recuerdo el nombre del restaurante, pero recuerdo que la mesera era una americana joven y muy cute.   A esta joven belleza le saqué la receta aunque hubiera preferido sacarle otra cosa. En fin, cosas de la vida.

A una libra de almejitas (mas o menos 1/2 kilo) se le hace un sauteé con echalotes picaditas bien finas en aceite vegetal y un poco de jugo de ginger, kión, jengibre o como quiera llamarlo. Cuando las almejitas se abren se les retira aparte y se deglacea el sartén con un chorrazo de vino blanco seco, sin exagerar tampoco, hay que dejar algo para tomar y se agrega un poco de mantequilla clarificada y unas rodajitas de ají limo sin vena, mas unas astillas de yerbaluisa o lemongrass. Rompa el hervor a fuego lento y se retira. Se sirve en un bowl, se reincorporan las almejitas y se baña con unas gotas de limón o ralladura de cáscara de limón, pero sin exagerar. Se disfruta acompañado de rodajas de baguette fresco, de tipo parisién o preferiblemente, sour dough. Este plato es  increiblemente delicioso.

Variaciones de esta receta se pueden hacer con choros, almejas y otros bivalvos. Se puede variar el aceite y la mantequilla por aceite de oliva para sabores mas delicados, o incluir ajo, jugar con diferentes hierbas, como laurel, por ejemplo. Las cantidades? Ahí es donde vienes tú pues lector, juega como un delfín hasta que tengas la receta ideal. Si no cual es la gracia? para eso vete a un restaurán de gastronomia novo andina para que te dejen los bolsillos con mas agujeros que el arco de la selección peruana de fútbol en eliminatorias de Brasil 2014.

Vino para el maridaje: ha de ser ligero y con excelente acidez. Candidatos son Pinot Grigio italiano, Sauvignon Blanc neozelandés, Chablis (Chardonnay francés de Bourgogne de gran acidez y hermosa mineralidad). En ausencia de este último un Chardonnay sin madera de Nueva Zelanda, Australia y Chile, en ese orden.

Pesquería Sostenible

En realidad no conozco la situación de los recursos almejas y choros en el mar peruano. Lo que sí es cierto es que la crianza de estas especies puede ser muy beneficiosa porque no requieren de mayores insumos otros que agua de mar limpia, la que filtran para su alimentación, y hasta ahora, que yo sepa, no necesitan de otro alimentos o antibióticos ni hormonas.

Publicado en Nueva Zelanda

Bodegas Virtuales, Vinos Reales


Kim Crawford Sauvignon Blanc (750 ML)

CUANDO UNO BEBE UN BUEN VINO SE PIENSA EN EL TERROIR, en la tierra de donde viene, en el sol golpeando el verde dorado de las parras, en la bodega y su lóbrega tranquilidad vinosa, en el tiempo y los años que parecen pegarse a barricas, paredes, estantes cubiertos de botellas. Tener una bodega, hacer vino, es el sueño de muchos y es tan común como el sueño de escribir una novela: un sueño que solo pocos realizan.

Pero mientras que para escribir un libro solo se requiere lápiz y papel, el sueño de hacer vino parece mucho mas complicado: la tierra es cada vez mas cara, los equipos modernos también lo son, así como la mano de obra. Parece pues, un sueño imposible. Es así como que para romper ese maleficio nace la bodega virtual, las famosas virtual wineries.

En la bodega virtual el emprendedor  no es propietario de la tierra ni de los equipos, sino que compra las uvas y alquila bodegas cuya capacidad instalada excede la de su producción. El emprendedor del vino no es dueño de una prensa ni de una línea de embotellamiento. Ni siquiera tiene que ser un enólogo: si no conoce el tema a fondo contrata un experto que lo asesore en lograr el vino con el que sueña y paga a la bodega por almacenar su vino durante el añejamiento. Y aunque a algunos le suene a herejía, algunos de los vinos mas deliciosos que se encuentran en el mercado internacional son producidos por virtual wineries.

Un ejemplo clásico es el de Kim Crawford, etiqueta insignia de la industria vitivinícola de Nueva Zelanda y productora de uno de los Sauvignon Blanc mas impresionantes que uno pueda disfrutar por menos de 25 dólares.  Las uvas provienen de distintas localidades de las islas norte y sur del país Kiwi, mientras que la producción es dirigida desde Auckland e involucra varias bodegas diseminadas en distintas partes del país, que tienen espacio y capacidad disponible.

El fenómeno se ha extendido y aunque en algunos casos -como el de Kim, que es imperativo degustar para los amantes del Sauv Blanc– ha pasado a producir grandes volúmenes, sirve como vía a aquellos que tienen el sueño de producir un gran vino en pequeñas cantidades aunque suficientemente grandes como para entrar al mercado y cumplir el sueño de hacer su propio vino. Solo en los Estados Unidos hay más de 1700 bodegas virtuales, lo que responde al hecho de que como business model es muy atractivo. No se requieren grandes inversiones en tierra y equipo, da flexibilidad al productor y permite diferenciar el producto como un vino boutique, de pequeña produccion, alta calidad y alto precio.